Hay manadas incongruentes de blancas sonrisas
paseantes agraciados
rebaños de ingenuidad
Decisiones acaudaladas de necias envidias
sinsentido de embriaguez
Alimañas en la meta revolcándose en suciedad.
Hay dóciles multitudes ajenas a sus desdichas
Despropósitos encubiertos
pertrechados de ambigüedad
Estupidez en la sombra.
Cuando los ojos cuelgan de los caprichos
envolventes distorsiones
Repuntan en las estimaciones
de los escondites de la humildad.
Hay grandes concentraciones de sabios reconvertidos
agotados pensadores
recolecciones en estiércol
amontonados en las cunetas de anegados caminos
Concentración de soledad.
Pueden los vientos limpiar las esquinas
donde escondidas
aparecen caricias
barriendo risas, dichas, desdichas.
Cuando los ojos cuelguen de las prioridades
desafortunados desaciertos
contendrán las veleidades
de los incomprensibles pareceres.
Hay manadas limitadas
por la amplitud de sus deseos
esclavos de sus necesidades
presos de sus placeres
ingobernables sumisos
Desconcertantes esfuerzos.
Hay multitudes inhabilitadas
desorientadas
habituadas a hacer con sufrimiento
lo innecesario y grotesco
dejando lo sustancial
olvidado y superfluo.